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No se puede engañar a una mala dieta. La comida, y no la falta de ejercicio, fomenta la obesidad, según un estudio

A new study shows people in countries with different obesity rates burn about the same number of calories.
PCH-Vector
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iStockphoto/Getty Images
A new study shows people in countries with different obesity rates burn about the same number of calories.

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En el siglo XIX la obesidad era casi inexistente en los Estados Unidos. Pero durante el último siglo se ha vuelto común aquí y en otras naciones industrializadas, aunque sigue siendo poco común entre las personas con estilos de vida más tradicionales, como los cazadores-recolectores Hadza de Tanzania.

Entonces, ¿qué ha cambiado? Una explicación común es que, a medida que las sociedades se han desarrollado, también se han vuelto más sedentarias y las personas son menos activas.

Se supone que, como resultado, quemamos menos calorías al día, lo que contribuye a un desequilibrio energético que, con el tiempo, conduce al aumento de peso, dijo Herman Pontzer, profesor de biología evolutiva y salud global en la Universidad de Duke que estudia cómo ha evolucionado el metabolismo humano.

Pero en un nuevo estudio importante publicado en la revista PNAS, Pontzer y un equipo internacional de colaboradores descubrieron que esto no es así. Compararon la quema calórica total diaria de personas de 34 países y culturas diferentes de todo el mundo. Las personas participantes abarcaban desde poblaciones de cazadores-recolectores y agricultores con bajas tasas de obesidad hasta personas con trabajos más sedentarios en lugares como Europa y en Estados Unidos, donde la obesidad está muy extendida.

"Sorprendentemente, lo que encontramos es que, en realidad, el total de calorías quemadas por día es muy similar en estas poblaciones, a pesar de que el estilo de vida y los niveles de actividad son muy diferentes", dice Pontzer.

Y ese hallazgo ofrece evidencia sólida de que la dieta —no la falta de actividad física— es el principal impulsor del aumento de peso y la obesidad en nuestro mundo moderno.

"Esto realmente contradice lo que muchos de nosotros asumimos anecdóticamente que impulsaba gran parte del aumento de peso y la obesidad actual", anota Deirdre Tobias, epidemióloga especializada en obesidad y nutrición del Hospital Brigham and Women's de Boston y de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard. Tobias no participó en esta nueva investigación.

Diferentes niveles de actividad, misma quema de calorías

En el estudio, los investigadores examinaron datos de más de 4,200 hombres y mujeres adultos. Los participantes recibieron un agua especial para beber que contenía isótopos presentes en la orina.

Estos isótopos permiten a los científicos determinar con exactitud cuánta energía gasta una persona, no solo en movimiento, sino también la energía necesaria para mantener el corazón latiendo, el sistema nervioso funcionando y simplemente manténgase vivo en general.

"Esto nos permite obtener una medida muy precisa de cuántas calorías queman las personas por día a lo largo de aproximadamente una semana", explica Pontzer.

Al ajustar el tamaño corporal, Pontzer y sus colegas descubrieron que las personas de poblaciones con mayores tasas de obesidad consumían solo un poco menos de energía total al día que las de poblaciones con menor peso. Estas diferencias en el gasto energético no influyeron significativamente en las diferencias en las tasas de obesidad entre poblaciones, afirma.

Aunque parezca inverosímil que alguien que pasa el día entero buscando bayas queme aproximadamente la misma cantidad de calorías diarias que, por ejemplo, un oficinista promedio, Pontzer anota que esto concuerda con lo que los científicos han estado descubriendo sobre cómo nuestro cuerpo quema calorías. Investigaciones previas de Pontzer han sugerido que nuestro cuerpo tiende a ajustar la forma en que gastamos energía para mantener nuestra quema total de calorías dentro de un rango bastante estrecho.

"Entonces, si gastamos más energía cada día en actividad física, en ejercicio, después de un tiempo nuestros cuerpos se adaptarán y gastarán menos energía en otras tareas que no notamos que suceden en segundo plano", observa Pontzer.

Cambiando el mensaje sobre la obesidad

Los nuevos hallazgos tienen importantes implicaciones para la obesidad. Si las diferencias en el consumo de calorías no pueden explicar por qué algunos países tienen tasas de obesidad más altas que otros, entonces debe haber algo más. "Y esa sería la dieta", afirma Tobias, quien elogió el diseño del nuevo estudio.

"Es 100% la dieta", coincide Dr. Dariush Mozaffarian, director del Instituto de Alimentos como Medicina de la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de la Nutrición de la Universidad de Tufts. "Y creo que la pregunta entonces es: ¿qué tiene de especial la dieta?"

Mozaffarian no participó en el estudio, pero afirma que este se suma a otras investigaciones recientes que sugieren que la alimentación es el principal factor desencadenante de la obesidad.

Señala que se ha producido un cambio importante en nuestro suministro de alimentos en las últimas décadas, que ahora está dominado por alimentos ultraprocesados. En un subanálisis de los datos de algunas poblaciones, Pontzer y sus colegas descubrieron que las personas en países que obtenían más calorías de alimentos ultraprocesados tendían a tener más obesidad y porcentajes más elevados de grasa corporal.

"Durante décadas les hemos dicho a los estadounidenses que son perezosos, que es su culpa, que no se mueven lo suficiente, que comen demasiado", señala Mozaffarian. "Y creo que este estudio demuestra que se trata de una biología muy compleja y que nuestra alimentación es la causa".

Ahora bien, esto no significa que no haya razón para hacer ejercicio. Después de todo, es bueno para nuestra salud mental y física por muchos motivos que no tienen nada que ver con el peso.

Pero sí significa que no podemos escapar de una mala alimentación. Pontzer aclara que, si queremos combatir la obesidad, el mensaje de salud pública debe centrarse en cambiar lo que comemos.


Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares, e Yvette Benavides, para NPR y The Texas Newsroom.

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Maria Godoy is a senior science and health editor and correspondent with NPR News. Her reporting can be heard across NPR's news shows and podcasts. She is also one of the hosts of NPR's Life Kit.
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